domingo, 21 de octubre de 2007

UNA HISTORIA DE NUNCA ACABAR (NUEVAS MANIPULACIONES EN EL INDEC)


Ningún analista puede considerar seriamente el dato de crecimiento del producto de agosto de 2007 que difundió el INDEC durante la semana pasada.

Claramente, la suba de 9,2% respecto del mismo mes de 2006 que la administración Kirchner intenta publicitar en vísperas de las elecciones presidenciales, es más un deseo que una realidad.

Tampoco sería osado decir que se tarta de una necesidad electoral. Pues, el gobierno nacional debe vender la idea de que la alta inflación que estamos experimentando (entre 15%-20% anual) es el precio que pagamos por mantener una alta tasa de crecimiento.

La realidad, en cambio, señala que la inflación es cada vez más alta y que el crecimiento se desacelera inexorablemente, todo ello como consecuencia de las restricciones cuantitativas (energética y de capacidad productiva) que terminó generando un “modelo económico” que cebo el consumo vía liquidez, distorsiones de precios y subsidios; pero que, por las mismas razones, alejó a la inversión productiva de los sectores clave.

Más aún, cualquier economista que haya analizado seriamente los datos de actividad puede dar dos precisiones adicionales al respecto:

1) Tomando los datos de la industria, la construcción, los servicios públicos y demás indicadores sectoriales se obtiene una tasa de incremento de 7,6% anual. Lo que indicaría un marcada desaceleración respecto de los meses anteriores y una perspectiva de 7,3%-7,5% anual para el número final de 2007. Algo que está muy por debajo del 8,5%-9% anual que agradaría al oficialismo.

2) Hasta se sabe donde está la principal fuente de manipulación. Los datos de crecimiento de los servicios están claramente “inflados”, porque están deflactando (dividiendo) los datos nominales de ventas, depósitos, créditos, etc, con un índice de precios que está totalmente manipulado y que, por lo tanto, es bastante inferior al real (entre dos y tres veces menor). Resultado, al manipular el índice de precios no sólo se logra “manejar” los datos de inflación, sino también los de pobreza, indigencia e, incluso, los de crecimiento del producto.

Pero hay algo peor. Cuando empezó la manipulación del índice de precios la candidata presidencial del oficialismo (Cristina) pretendió defender ese accionar señalando que así se pagaba menos en concepto de deuda pública (muchos bonos están indexados por inflación). De esa forma, confirmó un nuevo “mini” default. Si lo hubiera pensado bien, se llamaba al silencio.

Sin embargo, siguiendo esa línea de pensamiento (donde nada vale cumplir los compromisos), inflar los datos del producto equivale a pagar más en concepto de deuda pública, dado que existe el cupón atado al PIB (viene a ser un premio que cobran los bonistas que accedieron entrar al canje por cada punto de crecimiento adicional).

En síntesis, la manipulación de los datos del PIB es grave porque se le miente a los ciudadanos y confirma que esa mentira sólo se justifica en términos de “votos”. Pero, además, pone de relevancia como la actual administración utiliza los impuestos que todos pagamos para financiar su propia campaña electoral.


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