Estas elecciones presidenciales se están caracterizando por la ausencia de campaña y, en consecuencia, por la falta de debate sobre las propuestas de gobierno de los distintos candidatos.
Sin embargo, el panorama económico dista mucho de justificar ese accionar, porque estamos enfrentando una aceleración del proceso inflacionario (que ya esta por encima de 15% anual) combinada con una significativa caída de los superávit gemelos (público y externo) y un deterioro significativo en la oferta de bienes y servicios básicos. Todo eso en el medio de una complicada trama de subsidios y congelamientos tarifarios que quitan incentivos a la inversión productiva y una puja creciente entre salarios y precios que promete complicar las cosas aún más.
Sin embargo, el panorama económico dista mucho de justificar ese accionar, porque estamos enfrentando una aceleración del proceso inflacionario (que ya esta por encima de 15% anual) combinada con una significativa caída de los superávit gemelos (público y externo) y un deterioro significativo en la oferta de bienes y servicios básicos. Todo eso en el medio de una complicada trama de subsidios y congelamientos tarifarios que quitan incentivos a la inversión productiva y una puja creciente entre salarios y precios que promete complicar las cosas aún más.
Y para colmo, el ajuste del escenario internacional no se queda atrás. En principio, el mismo está impulsando un alza de las tasa de interés internacionales y de la percepción de riesgo, que a nivel local terminan impulsando al alza la tasa de interés de corto plazo e incentivando un incipiente proceso de fuga de capitales privados.
Hasta ahí lo que hay. ¿Qué significa todo eso? Claramente, la aceleración del proceso inflacionario y la caída de lo superávits son el síntoma más evidente del agotamiento que sufre el actual “modelo”, si esa licencia gramatical se me permite. Y el ajuste del escenario internacional puede hacer las veces de gatillo de un ajuste forzoso de las distorsiones locales.
Es más, si tomamos en cuenta que durante 2007 las negociaciones salariales lograron un incremento promedio de 15% y que las estimaciones privadas de la evolución del nivel de precios señalan una suba anualizada superior a 15%, la conclusión es que el poder adquisitivo de la masa salarial está perdiendo terreno frente a lo que aparece como el principal “piantavotos” de la candidata oficial, la inflación.
Por lo tanto, para 2008 no deberían sorprendernos reclamos sindicales en torno a 30% y tampoco una mayor erosión del ahorro público, si se pretende continuar manteniendo los precios regulados y las tarifas de los servicios públicos sin ajustes, dado los mayores subsidios que eso implicaría. Con lo cual, la cosa puede complicarse aún más.
Hasta ahí lo que hay. ¿Qué significa todo eso? Claramente, la aceleración del proceso inflacionario y la caída de lo superávits son el síntoma más evidente del agotamiento que sufre el actual “modelo”, si esa licencia gramatical se me permite. Y el ajuste del escenario internacional puede hacer las veces de gatillo de un ajuste forzoso de las distorsiones locales.
Es más, si tomamos en cuenta que durante 2007 las negociaciones salariales lograron un incremento promedio de 15% y que las estimaciones privadas de la evolución del nivel de precios señalan una suba anualizada superior a 15%, la conclusión es que el poder adquisitivo de la masa salarial está perdiendo terreno frente a lo que aparece como el principal “piantavotos” de la candidata oficial, la inflación.
Por lo tanto, para 2008 no deberían sorprendernos reclamos sindicales en torno a 30% y tampoco una mayor erosión del ahorro público, si se pretende continuar manteniendo los precios regulados y las tarifas de los servicios públicos sin ajustes, dado los mayores subsidios que eso implicaría. Con lo cual, la cosa puede complicarse aún más.
Si además, advertimos que el ajuste internacional puede derivar en un retroceso de los precios internacionales de nuestras exportaciones, muchas de las cuales son una fuente importante de ingresos tributarios para el sector público. Entonces, el "coctel" de factores negativos puede ser bastante más explosivo.
Llegados a este punto, resulta evidente que el nuevo gobierno (aquel que triunfe el 28) enfrentará dos opciones opuestas a partir de diciembre próximo:
A) Insistir con el modelo orientado a “cebar” el consumo, enfrentando el riesgo de que se acelere la espiral inflacionaria y el ajuste del mercado se imponga a partir del segundo semestre 2008 (aterrizaje forzoso);
B) Tomar medidas que realmente ataquen las causas de la inflación, reduciendo la tasa de crecimiento del gasto público y el ritmo de emisión monetaria que implica mantener el tipo de cambio nominal; y ajustar precios y tarifas atrasados. Lo cual implicaría pagar el costo político de desacelerar el crecimiento en el corto plazo, pero también lograr una convergencia a un proceso de expansión sustentable en el mediano-largo (aterrizaje suave).
¿Que es lo más probable? Lamentablemente, el camino menos costoso en términos políticos, al principio, y que la realidad termine imponiendo los ajustes, después (segundo semestre de 2008).
Esto no hará más que dejar en claro que el costo de los ajustes, en términos de crecimiento de la economía , podría haber sido menor sí los mismos hubieran sido encarados a tiempo y no “pateados” para después de las elecciones o hasta que no haya otra opción.
Llegados a este punto, resulta evidente que el nuevo gobierno (aquel que triunfe el 28) enfrentará dos opciones opuestas a partir de diciembre próximo:
A) Insistir con el modelo orientado a “cebar” el consumo, enfrentando el riesgo de que se acelere la espiral inflacionaria y el ajuste del mercado se imponga a partir del segundo semestre 2008 (aterrizaje forzoso);
B) Tomar medidas que realmente ataquen las causas de la inflación, reduciendo la tasa de crecimiento del gasto público y el ritmo de emisión monetaria que implica mantener el tipo de cambio nominal; y ajustar precios y tarifas atrasados. Lo cual implicaría pagar el costo político de desacelerar el crecimiento en el corto plazo, pero también lograr una convergencia a un proceso de expansión sustentable en el mediano-largo (aterrizaje suave).
¿Que es lo más probable? Lamentablemente, el camino menos costoso en términos políticos, al principio, y que la realidad termine imponiendo los ajustes, después (segundo semestre de 2008).
Esto no hará más que dejar en claro que el costo de los ajustes, en términos de crecimiento de la economía , podría haber sido menor sí los mismos hubieran sido encarados a tiempo y no “pateados” para después de las elecciones o hasta que no haya otra opción.
1 comentario:
Hola, Gaby!!!
Hace un ratito viendo noticias en la tele, recordé que me habías dejado este link y me animé a leer esta página.
La leí entera: las entradas, las frases, ... Y tras leerla creo que debo decirte la idea que me vino a la cabeza: creo que debes ser un profesor de economía impresionante, y que para tus alumnos debe ser una maravilla tener un profesor que explique con tanta claridad (y que le incluya a la realidad el toque de humor - lo que se denota a través de las tiras cómicas de humor sarcástico).
Enhorabuena, se quedó un espacio muy completo, me parece una idea maravillosa e interesante, y creo que muchas personas, sobretodo argentinas, pueden comprender mejor la realidad que estais viviendo a través de estos escritos.
De nuevo, enhorabuena!!!
Un saludo, un abrazo y toda la suerte del mundo!!!
María.
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